La Comarca de la Meseta Central
La Comarca
de la Meseta Central de Chubut, como subregión, fue creada por una ley
provincial a fines de 2005 y con el objetivo de fomentar su desarrollo ante el
lento pero continuo proceso de despoblamiento que viene sufriendo la zona desde
la segunda mitad del siglo pasado. Se trata de un área que tiene 74 mil
kilómetros cuadrados (un tercio de toda la provincia) y apenas 6 mil habitantes
(1,5% de todo Chubut).
Como parte
de ese plan más general de atender a las necesidades de la región, se descubrió
que la misma tiene un gran atractivo turístico, por lo que desde hace algunos
años la provincia viene trabajando en el diseño de un circuito integral. Para
ello se dividió a la Comarca en tres microrregiones.
La que hasta
el momento da cuenta de un desarrollo turístico más sostenido es la que
comprende las localidades de Cushamen, Gualjaina, Paso del Sapo y Gastre. En
ella está, por ejemplo, el área protegida de Piedra Parada. Pero la región
además ofrece cañadones, serranías y cavernas que atraen a escaladores de todo
el mundo, como el Cañadón de la Buitrera, que con paredones de 200 metros de
altura y una extensión de 5 kilómetros es disfrutado tanto por los más
experimentados trepadores como por los más novatos.
Pero no solo
los deportistas la van a pasar bien en esta microrregión de la Comarca Central.
El lugar tiene además un altísimo valor antropológico, porque como allí
habitaron pueblos originarios hay pinturas rupestres y un yacimiento de
utensilios y objetos de aquellas culturas. Las otras dos microrregiones están
menos desarrolladas turísticamente pero ya hay planes para impulsarlas. Una de
ellas está conformada por las localidades de Telsen, Gan Gan y Sepaucal, y la
otra cuenta a Dique Florentino Ameghino, Las Plumas, Los Altares y Paso de
Indios.
Cushamen
Al
establecerse el paralelo 42 como límite interprovincial entre las provincias de
Río Negro y Chubut, la localidad de Cushamen quedó ubicada dentro del
territorio de Río Negro. Los pobladores no estaban de acuerdo con ello y en una
reunión acordaron solicitar al Gobierno Provincial, trasladar el pueblo al
lugar que hoy ocupa, el pedido tuvo resolución favorable y en el año 1964
comenzó el traslado. El sitio elegido por los pobladores de aquella época
fue en virtud de que los terrenos donde hoy se haya enclavado el pueblo, eran
fiscales y equidistantes para todos los parajes. De allí nace la denominación
Cushamen (centro).
Es una
pequeña población que mantiene la cultura Mapuche. Cada mes de febrero se
reúnen los descendientes de Don Miguel Ñancuche Nahuelquir, Primer
Cacique-Fundador de la colonia indígena y pastoril, para reeditar su Fiesta
Mapuche, el Camaruco, ceremonia religiosa en la que se realiza la “Junta de
Hermanos” y guiados por los ancianos, efectúan rogativas recreando paso a paso
los diferentes momentos que se viven en el Camaruco, luego se realizan
exposiciones y venta de artesanías, preparación y degustación de comidas,
campeonatos de juegos típicos como “la chueca” y números artísticos.
Entre los
atractivos turísticos está El
Saltillo, ubicado a 28 kilómetros del casco urbano. Es un salto de agua
natural proveniente del río Chico de 300 mts. de profundidad y está escondido
entre rocas. El lugar cuenta con un mirador y se pueden pescar truchas arco
iris. También en este lugar se realiza la competencia de ciclistas Doble
Saltillo. El pueblo cuenta con un Museo Regional e Indigenista cuya creación
data de 1999, en él se resume la historia del paso del hombre por esta región.
Gualjaina
La localidad se encuentra en el norte de la provincia de Chubut. Desde
allí se pueden realizar circuitos para conocer atractivos arqueológicos,
paleontológicos o conocer formaciones naturales como Piedra Parada, entre
otras. Ubicada en el Valle Costa del Lepá y Valle del Gualjaina, a orillas del
río Lepá, se caracteriza por tener en gran parte de su extensión una zona de
chacras a 526 metros de altura sobre el nivel del mar. Es considerada un “oasis
en la meseta chubutense”.
Área
Natural Protegida Piedra Parada
Hace 50 millones de años, en Piedra Parada se produjo una gran erupción
volcánica. Parte de la lava se convirtió en rocas de diversos tonos, que se
convirtieron en un paisaje imperdible. Cañadones monumentales, cuevas, pinturas
rupestres y una paleta de colores infinita de minerales amarillos, verdes,
grises, rojos y rosados te esperan en un lugar fascinante.
Piedra Parada es ideal para el trekking y el mountain bike. Junto a la
imponente roca, en el ingreso al área un sendero de tres kilómetros te sumerge
en el Cañadón de la Buitrera, un pasillo de rocas de más de 100 metros de
altura resguardado de los vientos. Pinturas rupestres mapuche-tehuelches en
cuevas indican que Piedra Parada también era un lugar elegido por los
pobladores originarios para guarecerse del clima.
Como parte del mismo viaje y de la misma formación volcánica, el
otro gran paseo es el Cañadón de la Buitrera, que tiene unos cinco
kilómetros de extensión y unas 300 vías abiertas para la escalada hasta casi
los 200 metros. En una visita, es común ver a escaladores de Europa y toda
América Latina que llegan maravillados por el desafío que implican estas
formaciones.
Ubicado a la vera del Río Chubut, Piedra Parada también permite la pesca
deportiva en diversos cursos de agua. Y es hogar de especies autóctonas
endémicas, como el roedor chinchillón, además de aves y reptiles. Piedra Parada
está sobre la Ruta Provincial 12, a 42 kilómetros de Gualjaina y 150 de Esquel
y 130 de Paso del Sapo.
Valle de los Altares
El valle de
los Altares se encuentra ubicado en plena meseta patagónica, a mitad de camino
entre las ciudades de Trelew y Esquel. Para llegar a este impactante lugar, se
debe recorrer 281 kilómetros hacia el oeste desde Trelew por la ruta nacional
25. Saliendo desde la ciudad de Esquel la distancia es de 314 kilómetros.
El valle se
caracteriza por las formaciones rocosas que se encuentran a su alrededor. Altos
acantilados, cañadones y formaciones geológicas muy antiguas. Las rocas
se encuentran divididas por la corrosión y erosión del agua y el viento,
formando una especie de tótems naturales que se yerguen hacia el cielo con la
verticalidad más precisa. Hay unos 80 kilómetros de murallones de piedra que se
observan desde el valle y llegan a elevarse hasta los 70 metros. Enormes
altares, que dan nombre al pueblo, se pueden ver si uno camina por las calles
del mismo.
El legado de los tehuelches
Al llegar se
puede apreciar un impactante cañadón al que se accede a través de rectas
infinitas e interrumpidas curvas. Cursos de agua, montañas y mesetas se observan
a lo largo del camino. Se denomina valle de los Altares precisamente por su
particular formación rocosa que simula altares naturales que apuntan al cielo
irradiando sus colores rojizos. Los tehuelches consideraban que los cañadones
tenían un sentido sagrado.
En esta zona
también se refugiaban los nativos cuando eran perseguidos. La Dirección
Provincial de Cultura hoy tiene la tarea de resguardar esta zona, que es área
protegida y que guarda todavía unas pinturas del paso de ese pueblo originario.
Es posible visitar en la zona un yacimiento de arte rupestre patagónico que se
halla bajo custodia de la Dirección Provincial de Cultura. Aquí se puede
apreciar una pintura indígena de 93 por 53 centímetros, del siglo X, compuesta
por pigmentos minerales amalgamados con materia orgánica.
Con menos
"nombre" que otras regiones turísticas, la Comarca de la Meseta
Central de Chubut está dejando de ser un lugar de culto para convocar cada vez
a más turistas. Y es que ningún viajero de alma puede resistir la tentación de
descubrir lugares nuevos.