20 sept 2024

El barco Saint Christopher

Cualquiera que visite la ciudad de Ushuaia notará un barco encallado en la bahía, es el barco Saint Christopher, el cual es considerado un símbolo de la ciudad. Es uno de los lugares elegidos para tomar fotografías por los viajeros que llegan a la ciudad más austral del planeta. Hace 65 años el barco encalló en la bahía de Ushuaia y desde entonces es uno de los atractivos turísticos imperdibles. 

La historia del Saint Christopher es muy interesante, ya que el barco estuvo presente en muchos de los acontecimientos más importantes de la historia del siglo XX. Pero, empecemos desde el principio. 

El Saint Christopher fue fabricado en la década del 40 en la ciudad de Boston, Estados Unidos, por la firma John D. Alden Eldrefge-Mclnnis. Su eslora alcanzaba los 50,29 metros y la máquina propulsora fue orquestada por Fulton Ironwords y las calderas por Babcock & Wilcox Company. Se construyó en el astillero Camden Shipbuilding & Marine Railway Company en Maine, Estados Unidos. 

El Saint Christopher comenzó a navegar en octubre de 1943. Muchas serían las travesías de este histórico barco, hasta finalmente terminar sus días en el “fin del mundo”. En 1944, el barco fue cedido al Reino Unido e incorporado a la Royal Navy, bajo el nombre “HMS Justice (W-140)”. A partir de este momento, el Saint Christopher quedaría en la historia para siempre. 


Según las crónicas históricas, el barco participó en el desembarco de los aliados en las playas de Normandía, Francia, durante el famoso “Día D”, un momento clave en la Segunda Guerra Mundial. El Saint Christopher era un barco auxiliar de rescate que tenía como misión rescatar a los otros barcos que sufrían algún daño en la guerra. El barco también contaba con artillería y armas de defensa. 

Según algunas crónicas, el barco habría sido uno de los 5.000 buques que logró derrotar el régimen nazi junto a 50.000 vehículos, 15.000 aviones y 175.000 soldados. El Saint Christopher salvó muchas vidas de aquellos que naufragaban. 

Luego de los heroicos rescates realizados en Europa, el barco regresó a los Estados Unidos dos años más tarde a la custodia de la armada norteamericana, pero fue dado de baja por el elevado consumo de combustible y los altos costos de mantenimiento que requería. Sin embargo, este no sería el final del barco, ya que fue vendido a la empresa Salvamar de Argentina, a cargo de Leopoldo Simoncini, y rebautizado con el nombre de “Saint Christopher”. 

En 1930 llegaría la última misión del barco, cuando el Monte Cervantes, un crucero alemán se hundió frente al faro Les Eclaireurs, próximo a Ushuaia. El Monte Cervantes naufragó con más de 1.500 personas y el capitán Kurt Lerch fue el único que perdió la vida durante la misión. El valiente capitán fue el responsable de traerlo hasta estos alejados mares del sur, donde hoy descansa en el fondo. 

La misión del Saint Christopher, bajo el control de la empresa Salvamar era realizar los trabajos de salvataje en el Canal Beagle, junto a otros remolcadores. Sin embargo, los acontecimientos tomaron otros rumbos. El Monte Cervantes se hundió y la empresa Salvamar entró en quiebra.

Con el peso de los años y los constantes problemas en el motor, el barco quedó abandonado en la bahía de Ushuaia.  En 1957, fue remolcado por camiones hasta quedar en su ubicación actual, donde quedó encallado cerca de la orilla. Desde ese entonces, el Saint Christopher se convirtió en parte de la típica postal de Ushuaia. 

El Saint Christopher también quedó inmortalizado en el cine. El barco fue uno de los protagonistas del film “La Tierra del Fuego se apaga” en 1955, una película argentina en blanco y negro dirigida por Emilio Fernández. La película fue rodada gran parte en Ushuaia. Por su gran valor histórico y cultural, el buque también fue inmortalizado en muchos libros, manuales de colegios y documentales. 

Con el paso de los años, el buque se ha deteriorado y en los últimos 20 años ha sufrido el avance de las obras que se realizaron. El gobierno de Tierra del Fuego decidió en 2019 avanzar con un plan de rescate y una inversión de 7,3 millones de pesos, para poder permitir acceder al barco desde la costa y realizar tareas de mantenimiento para preservarlo. 

Previamente, un informe técnico de la Prefectura Naval Argentina había advertido que la estructura del emblemático barco estaba en estado crítico y al borde de un colapso estructural. 

Después de estar tantos años encallado en la bahía, es innegable que la presencia del mítico barco forma parte de la tradicional postal de la ciudad de Ushuaia, así como también es uno de sus atractivos turísticos imperdibles. 


12 sept 2024

Fugitivos en el sur

Es la historia de Butch Cassidy y Sundance Kid, los famosos ladrones norteamericanos que a principios de 1900 se fugaron de los EE.UU., escapando de la justicia estadounidense.

La aventura de los fugitivos los trajo hasta uno de los lugares más remotos de América: la pequeña localidad de Cholila en la provincia de Chubut. Quería ver con mis propios ojos la cabaña de madera ubicada en Cholila donde se refugiaron los famosos fugitivos durante su aventura en la Patagonia. La historia de Butch Cassidy y Sundance Kid es conocida en todo el mundo. Se han escrito cientos de artículos periodísticos, libros y hasta una película de Hollywood (Dos hombres y un destino, con la actuación de Paul Newman y Robert Redford). Muchos curiosos y viajeros llegan hasta Cholila para ver la mítica cabaña de madera que esconde tantas historias, secretos y leyendas.


Según las crónicas históricas, Robert Leroy Parker y Harry Longabaugh se conocieron en 1897, en el oeste americano. Se hicieron famosos como Butch Cassidy y Sundance Kid y formaban parte de la temible banda de asaltantes de bancos y trenes Wild Bunch (banda salvaje). Tenían su centro de operaciones en el Hole in the Wall, en el actual estado de Wyoming, donde planeaban los robos a los bancos, todos perfectamente estudiados. Los bandoleros norteamericanos se hicieron famosos y eran considerados ladrones profesionales de bancos. Gracias a la difusión de una fotografía de los miembros de la banda en 1901 en Forth Worth, Texas, la agencia de detectives Pinkerton logró iniciar una investigación e ir detrás de los forajidos.

Sus rostros eran cada vez más conocidos y se ofrecían importantes recompensas al que los entregase “vivos o muertos” a la justicia estadounidense. Toda esta situación los llevó a tomar una decisión drástica. Ya no estaban seguros en los EE.UU., debían buscar nuevos rumbos. Primero huyeron hacia el este, donde estuvieron en los mejores hoteles, restaurantes y joyerías de la ciudad de Nueva York, junto a Ethel Place (Etta), la novia de Sundance. La gran ciudad americana tampoco era un lugar seguro para la banda. Fue entonces cuando decidieron abandonar el país y fugarse de la justicia. Los tres emprendieron la fuga a bordo del buque Herminius con destino a Sudamérica.

Antes de la llegada a Cholila, estuvieron un tiempo en la ciudad de Buenos Aires, hasta que finalmente emprendieron el viaje a la Patagonia, con recomendaciones de los hermanos Ralph y George Newbery (tío del famoso aviador), vicecónsules honorarios de Estados Unidos, quienes apoyaban la creación de una colonia norteamericana sobre 730.000 hectáreas ubicadas entre el lago Mascardi y Cholila. En 1895 el gobierno ofrecía tierras en esta zona mediante publicaciones en los diarios de EE.UU. El ferrocarril Sud los llevó hasta la actual Cipolletti y desde allí continuaron a caballo.

Según las crónicas, al llegar a Cholila los sorprendió la belleza del valle y la cordillera de los Andes “con pasturas que llegaban hasta las rodillas y excelente agua fresca proveniente de los lagos y ríos que nacen en las montañas cercanas”. Se instalaron con nombres falsos y se dedicaron a la compra de animales, gracias al dinero obtenido en un atraco a un banco de Nevada (EE.UU.), y luego con varios asaltos a bancos en la Patagonia.

Según Osvaldo Aguirre, autor de Enemigos públicos, Cassidy y su banda son “los fundadores de prácticas delictivas desconocidas aún en la Argentina, como el asalto a bancos y el secuestro, una modalidad que exploraron casi accidentalmente cuando mantuvieron cautivo en un calabozo a un hombre durante un mes sin proponérselo previamente” (el hacendado Lucio Ramos Otero, en Río Pico).

El autor Marcelo Gavirati en su libro Buscados en la Patagonia nos proporciona muchos datos y anécdotas interesantes en relación a estos excéntricos personajes. “Reciben las visitas del tejano Jarred Jones, primer colono del lago Nahuel Huapi; familias de origen galés de la vecina Colonia 16 de Octubre, incluyendo al propio comisario Eduardo Humphreys. Por aquella época realizan viajes a la Colonia del Chubut, hospedándose en el hotel del Globo, en Trelew (actual Hotel Touring Club), y en el de Pugh, en Gaiman, el mismo en el que se había alojado el presidente Roca, cuando visitara la zona cuatro años antes”, relata Marcelo en su libro. Con el paso del tiempo, el dinero que habían robado en los EE.UU. se va terminando y deciden continuar con los robos, esta vez alrededor de la Patagonia durante cuatro años.

El 14 de febrero de 1905 ocurre un atraco por el valor de 100.000 dólares al banco de Londres y Tarapacá, en Río Gallegos (Santa Cruz). Pese a que no fueron identificados durante el robo (y los relatos de los historiadores que se dedicaron a reconstruir la historia discrepan en este punto), las versiones apuntaban cada vez con mayor fuerza contra Cassidy y Kid. El gobernador de Chubut, Julio Lezana, dio la orden de arresto, pero antes de que pudiera ser ejecutada, el comisario Edward Humphreys, les advirtió del pedido de captura. De tal suerte, apuraron la partida. Vendieron la propiedad en Cholila a la compañía trasandina Cochamó y cruzaron a Chile en busca de un refugio más seguro.

Hay diferentes versiones acerca de lo que sucedió con los bandoleros norteamericanos. Según algunas fuentes, Etha Place regresó a los Estados Unidos. Butch Cassidy se creó una nueva identidad, Santiago Maxwell, a través de la cual consiguió trabajo en la mina de estaño Concordia en Santa Vera Cruz, en los andes centrales bolivianos. Allí se reunió nuevamente con Sundance Kid, cuando volvió de dejar a Etha en los Estados Unidos. Si bien parecía que por fin los bandoleros iban a abandonar el delito para retomar la idea de una vida más normal, el 3 de noviembre de 1908 asaltaron a un correo de una mina, que llevaba consigo el dinero de los salarios de los obreros. Tres noches después, el 6 de noviembre, la policía y el ejército rodeó la casa en la que se escondían, en San Vicente, y tras un intenso tiroteo, les encontraron sin vida en el interior.

Estudios forenses estimarían que no murieron alcanzados por las balas de sus perseguidores, sino suicidados ante el asedio. Sin embargo, una hermana de Butch Cassidy aseguró tiempo después que en verdad él no había muerto, sino que había regresado a los Estados Unidos para vivir en el anonimato. Otras anécdotas dan cuenta de que Sundance Kid tampoco moriría en aquel episodio en Bolivia y que, por el contrario, también habría huido hacia los Estados Unidos, donde fallecería tres décadas después, en 1937. Cualquier haya sido la verdad, la historia de Butch Cassidy y Sundance Kid sigue suscitando curiosidad e interés después de tantos años.

8 sept 2024

Pueblos galeses

El 28 de julio de 1865 llegó a las costas de la provincia de Chubut un barco llamado “Mimosa”, el cual traía a los primeros pobladores galeses a la Patagonia argentina. El mismo procedía del puerto inglés de Liverpool, en el que se trasladaban 153 colonos galeses. La llegada fue al Golfo Nuevo, en cercanías a la actual ciudad de Puerto Madryn. Debido a la falta de agua, los pobladores decidieron trasladarse hacia el valle inferior del río Chubut, dando origen al centro de la colonización galesa en la Patagonia.

En la pequeña ciudad de Gaimán, la cual se encuentra a 37 kilómetros de Rawson, la capital de la provincia, somos testigos del legado de los galeses. A pesar de ser un pueblo típicamente de origen gales, estas tierras antiguamente fueron habitadas por los tehuelches, de donde deriva el nombre “Gaimán”, que significa “piedra de afilar” en Tehuelche.


Gaimán es famoso por sus casas de té, las cuales representan un gran atractivo turístico a nivel histórico tanto a nivel nacional, como internacional. Las mismas están ligadas a los primeros colonos galeses de la zona y son un fiel testimonio de la inmigración galesa en esta parte de Argentina. Visitar una casa de té gales es adentrarse en un mundo que nos transporta a lo más profundo de esta cultura, en ellas podemos disfrutar no solamente las exquisiteces regionales, sino también sentir la cálida bienvenida de los descendientes de los galeses, que mantienen sus tradiciones más vivas que nunca. 

Una visita a Gaimán no está completa sin merendar en alguna de ellas. La más famosa es Ty Te Caerdydd, por haber recibido a Lady Di en 1995. Aquí se conserva el espacio y utensilios utilizados por la fallecida princesa de Gales, que dan testimonio de su visita.

Una propuesta interesante también resulta transitar el “llamado camino de los galeses”, el cual es un circuito turístico que pone en valor justamente el legado de los galeses en la provincia de Chubut. 

Es un trayecto de aproximadamente unos 40 kilómetros en el valle, el cual permite que podamos apreciar las antiguas capillas galesas, así como también visitar algunas de las chacras donde se fabrican diversos productos regionales, como mermeladas, dulces, quesos, entre otros. Poder transitar la belleza natural de este hermoso valle, así como también experimentar en primera persona las tradiciones típicas de los galeses, es una experiencia muy enriquecedora y valiosa que ningún viajero debería perderse.


Otro de los lugares característicos de la inmigración galesa en la Patagonia es Dolavon, un pueblo que se remonta a los días de la llegada de los primeros colonos galeses a la Patagonia. Su nombre proviene del galés y significa “Prado del río”, en referencia a la belleza de sus alrededores. Dolavon se encuentra a 35 kilómetros de la ciudad de Trelew, y es posible llegar a través de la Ruta Nacional N° 25.

Dolavon conserva muchas huellas de la colonización galesa del siglo XIX, como por ejemplo su canal de riego, el cual atraviesa el centro del pueblo. También se destacan las históricas norias, antiguos elementos de madera circulares con forma de ruedas, cuya función era la de levantar el agua de los numerosos canales de riego, los cuales fueron construidos hace más de un siglo por los colonos galeses. Al caminar por el pueblo, observamos el canal de riego que atraviesa el centro y su típica noria. Esta bella postal nos transporta a un clima que pareciera ser de otra época. En el pueblo se destacan las construcciones típicas de chapa y ladrillo (de origen galés), así como también las capillas.

Al visitar Dolavon nos damos cuenta de que estamos en un pueblo típicamente galés, el cual bien podría estar ubicado en Gales. Todos los asentamientos galeses se caracterizan por ser muy verdes. Los primeros colonos galeses que se asentaron en la zona lo hicieron por la cercanía con el río, lo cual era clave para poder desarrollar nuevos pueblos. Los galeses trabajaron muy duro, soportando las duras inclemencias del clima en la Patagonia.

Los primeros tiempos fueron muy difíciles. Sin embargo, la comunidad se mantuvo unida. Al principio, fue muy difícil trabajar la tierra y llegaron a perder las cosechas en varias oportunidades por las crecidas del río Chubut, y las inundaciones que éstas causaban. Todo cambió cuando implementaron sistemas de riego y norias, lo cual determinaría el éxito de la comunidad.

Uno de los atractivos históricos de Dolavon es el molinero harinero, el cual fue construido en 1927 para trabajar el trigo que los pioneros cosechaban en la región. Funcionó hasta la década del 40, cuando el gobierno decidió subsidiar el trigo del norte del país, lo cual provocó la decadencia de los trigos en la Patagonia. El molino se encuentra intacto y en la actualidad es un museo.

En su patio posterior hay un restaurante llamado “La Molineda” donde se elabora cerveza artesanal patagónica, así como también ofrece otros productos típicos de la zona. Aunque la especialidad del restaurante son sus pastas elaboradas con harina procesada allí mismo. Es posible acceder a las visitas guiadas, las cuales tienen una duración de 45 minutos. Durante las visitas se les cuenta a los turistas acerca del lugar y su historia, así como también se pone en funcionamiento la maquinaria del antiguo molino.

Los pueblos galeses se destacan también por sus capillas. Y en Dolavon hay una de las tantas que merece ser visitada en el valle inferior del Río Chubut. Los colonos galeses que llegaron a Chubut se mantuvieron firmes en sus tradiciones religiosas. Para ellos la religión siempre fue muy importante. Hay un dicho muy conocido en la comunidad galesa que dice que “cuando un inglés llega a un lugar, lo primero que construye es un negocio; un americano una escuela; y un galés, una capilla”. Para los primeros galeses que llegaron, la Patagonia era una especie de “tierra prometida”. A miles de kilómetros de Gales, aquí serían “libres” y podrían hablar su idioma y profesar su religión, a diferencia de su patria, donde los ingleses los mantenían oprimidos, hasta el punto de prohibirles hablar en galés.

Los primeros edificios que construyeron para llevar a cabo las ceremonias religiosas al principio también funcionaban como escuelas y puntos de encuentro para conversar y tratar temas relacionados con la comunidad. Actualmente hay 16 capillas distribuidas en el valle inferior del río Chubut, las cuales forman parte de un valioso legado histórico. Las capillas se caracterizan por sus fachadas sobrias de ladrillos cocidos y sus techos de chapa a dos aguas. Hoy existe un circuito turístico denominado “la ruta de las capillas”, a través del cual es posible visitar las capillas de todas las ciudades chubutenses que ellos fundaron a lo largo del río Chubut.

Una de ellas es la capilla Glan Alaw, la cual está cerca de la ruta provincial 7, en la zona cercana a Dolavon. La capilla fue inaugurada en 1887 y su nombre recuerda al donante del terreno, Owen Jones (Glan Alaw, en galés). La gran mayoría de los organizadores de la capilla pertenecían a la congregación metodista calvinista. La capilla se encuentra rodeada de árboles y una hermosa vegetación. Es un lugar muy tranquilo e ideal para relajarse, caminar y contemplar la belleza del lugar. 

El legado de los galeses se mantiene vivo en la actualidad. Cada año, el 28 de julio se celebra en Chubut el “Día del Desembarco”, el cual conmemora la llegada de los primeros colonos galeses. En esa fecha, en todas las capillas del valle del río Chubut se hacen ceremonias, una de ellas es servir el té acompañado de la típica “torta galesa”, una exquisitez que ningún turista debería perderse. También se realizan festivales de música y poesías en lengua galesa.

Han pasado casi 200 años desde la llegada de los primeros colonos galeses, cuando un pequeño grupo de hombres y mujeres llegó al sur de Argentina para poder empezar una nueva vida en la Patagonia, un vasto territorio no solamente llena de bellezas naturales, sino también rica en historias con mucho valor cultural y humano.

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