18 oct 2024

El Valle de los Altares

La travesía comienza en la ciudad de Esquel con rumbo hacia el centro de la provincia del Chubut. Hemos transitado más de 300 kilómetros a través de la Ruta Nacional 25 por la inmensa soledad de este confín de la Patagonia. El asfalto se extiende delante del vehículo como una línea recta perfecta que se pierde en el infinito. A cada costado, también sin fin, se despliega una meseta tan desolada que es posible imaginar un mundo deshabitado. 

Chubut es sinónimo de inmensas playas en la costa Atlántica, así como también imponentes montañas y lagos cristalinos en la cordillera de los Andes. Pero también existe un lugar ubicado en el corazón de la provincia que nos invita a viajar miles de años al pasado: la meseta de Chubut. Es un lugar cuyas características geográficas permiten hacer un viaje al período Jurásico. La meseta chubutense alberga paisajes insospechados, donde reina la naturaleza con la fuerza de la piedra y el viento. Pinturas rupestres, áreas desoladas y profundos cañadones. 

Al llegar nos sorprende un impactante cañadón al que se accede a través de rectas infinitas e interrumpidas curvas. Murallones de piedra, cursos de agua, montañas y mesetas se observan a lo largo del camino. Se denomina valle de Los Altares precisamente por su particular formación rocosa que simula altares naturales que apuntan al cielo irradiando sus colores rojizos. Los tehuelches consideraban que los cañadones tenían un sentido sagrado. 

Altos acantilados, cañadones y formaciones geológicas de millones de años de antigüedad. Las rocas se encuentran divididas por la corrosión y erosión del agua y el viento, formando una especie de tótems naturales que se yerguen hacia el cielo con la verticalidad más precisa. Hay unos 80 kilómetros de murallones de piedra que se observan desde el valle y llegan a elevarse hasta los 100 metros de altura. 

Al llegar a la localidad de Los Altares, vemos surgir entre las rocas la réplica de un dinosaurio desaparecido hace millones de años. El “Asfaltovenator” carga en su nombre con la historia y lugar de hallazgo: “Asfalto” por la Formación Cañadón Asfalto, que se formó hace alrededor de 171 millones de años, “venator” (cazador en griego) y “vialidadi” en honor al trabajo de Vialidad Provincial que ayudó en la extracción. La escultura fue realizada a tamaño real y es obra del artista Tomas Schinelli. 

La Dirección Provincial de Cultura hoy tiene la tarea de resguardar esta zona, que es área protegida y que guarda todavía unas pinturas del paso de los tehuelches. Es posible visitar en la zona un yacimiento de arte rupestre patagónico que se halla bajo custodia de la Dirección Provincial de Cultura. Aquí se puede apreciar una pintura indígena de 93 por 53 centímetros, del siglo X, compuesta por pigmentos minerales amalgamados con materia orgánica. 




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