Diario de un naturalista
Con apenas
22 años; el 27 de diciembre de 1831; Charles Darwin inicia; desde su natal
Inglaterra; un viaje que sería no solo determinante para su propia vida, sino
que constituiría el espejo revolucionario; y traumático a la vez; donde se
miraría la ciencia de allí en más. En ese viaje; que desgrano en unos
voluminosos diarios; lo trajo a las costas del Plata y luego; lo llevó a la
misteriosa; lejana e inexplorada Patagonia argentina. Esos cinco años alrededor
del mundo quedaron plasmados en su ya clásico A Naturalist's Voyage Round the World (Viaje de un naturalista
alrededor del mundo).
Ese diario;
del que aquí se recorta su derrotero patagónico; muestra no solo a un
científico atento y curioso; sino a un ser humano particularmente perceptivo
para el que nada resulta superfluo. Podría decirse que en este trabajo da
muestras de sus aptitudes para la antropología; la geología; la zoología y la
paleontología sin dejar de lado; desde ya; sus agudas observaciones de
sociólogo en ciernes. Su obra; de gran valor científico; resulta a la vez
apasionante y curiosa para el lector profano; que puede vislumbrar en estos
escritos a un genio sensible; comprometido y; finalmente; humano. “Diario de la
Patagonia”, Charles Darwin. Ediciones Continente.
Cuando el HMS Beagle zarpó de Devonport el 27 de diciembre de
1831, Charles Darwin tenía apenas veintidós años y se embarcaba en el viaje de
su vida. Su diario revela que es un naturalista que hace observaciones
pacientes sobre la geología y la historia natural, así como sobre personas,
lugares y eventos. Presenció y visitó volcanes en las Galápagos, vio la araña
de gasa de la Patagonia, navegó a través de los arrecifes de coral de
Australasia y registró el brillo de la luciérnaga; estos recuerdos se
encuentran en estos extraordinarios escritos.
Darwin nació en Serewsbury, Inglaterra en 1809. Su padre y su abuelo
eran médicos. Después de estudiar Medicina durante dos años en Edimburgo,
decidió dejarlo y estudiar teología en la Universidad de Cambridge. Fue gracias
a uno de sus maestros allí, el botánico Dr. Henslow, que Darwin recuperó su interés por las Ciencias
Naturales, especialmente en geología, botánica y entomología. También fue este inteligente maestro quien le
aconsejó a Darwin que abordara el Beagle y se uniera a la expedición del
Capitán Fitz Roy como naturalista.
El viaje
del Beagle
El barco de diez cañones bautizado Beagle,
propiedad de la Royal Navy y comandado por el capitán Robert FitzRoy finalmente
zarpó de Devonport en 1931 después de fallar dos veces debido a las fuertes
tormentas. Los objetivos de la expedición fueron completar los estudios de las
costas de la Patagonia y Tierra del Fuego; dibujar planos de la costa de Chile,
Perú y algunas islas del Océano Pacífico y, por último, pero no menos
importante, realizar una serie de observaciones cronométricas en todo el mundo.
Charles Darwin formó parte de esta expedición.
Los conocimientos adquiridos durante el viaje
de cinco años pusieron en marcha las corrientes intelectuales que llevaron al
libro más controvertido de la época victoriana: El origen de las
especies. Una introducción sobre los antecedentes del trabajo de Darwin, así
como notas, mapas, apéndices y un ensayo sobre geología científica y la Biblia
de Robert FitzRoy, amigo de
Darwin y capitán del Beagle, proporcionan contexto para esta increíble
historia. El viaje en el Beagle es la primera edición
completamente ilustrada del diario de Darwin e incluye extractos de El
origen de las especies para que el lector pueda conectar el viaje del
autor con el descubrimiento que lo hizo famoso.
Darwin en
Argentina
Cuando Darwin estuvo en Punta Alta, era el punto de referencia que
tomaban los marinos y era todo soledad. El Beagle permaneció unos 45 días en el
lugar y se exploró la zona en botes. Llegaron hasta la Fortaleza Protectora
Argentina, que había sido fundada cuatro años antes. Es el origen de la actual
ciudad de Bahía Blanca.
FitzRoy describió los fósiles que el joven Darwin subía a bordo como
“cargamentos de basura aparente”. Lo que las barrancas de Punta Alta
conservaban era una mandíbula inferior, un tarso, un metatarso y restos de un
armadillo gigante. Análisis realizados con posterioridad demostraron que
pertenecían a gliptodontes y megaterios. Se entusiasmó cuando comprobó que esos
restos eran sorprendentemente similares a los ejemplares vivos. El tema lo
obsesionaba. También se dedicó a la clasificación de plantas y animales y
a estudiar la estratificación de los sedimentos.
Cuando cruzó los Andes, descubrió que los ratones eran distintos de un
lado a otro de la cordillera y en la observación de la fauna de la isla
Galápagos, le llamó la atención la semejanza de los ejemplares que antes había
encontrado en el continente. Desechó la teoría de una creación divina y se
inclinó por la hipótesis basada en el estudio de las variaciones de las
especies. Señaló que dichas observaciones “solo pueden ser explicadas
suponiendo que las especies se modifican gradualmente”.
Darwin se refería a estas tierras como “la Sudamérica española”.
Conoció a Juan Manuel de Rosas, visitó sus campos y vio cómo trabajaban los
gauchos a sus órdenes. Un salvoconducto que el hombre poderoso de las pampas le
facilitó le permitió moverse con libertad en los convulsionados días de la
revolución de los Restauradores de octubre de 1833. Cuando se cruzó con unos
exaltados y todo pintaba para terminar de la peor manera, fue tratado con toda
consideración al ver que contaba con la protección de Rosas. También en su
diario describe su visita a Santa Fe y su encuentro con el gobernador Estanislao
López.
De esta parte del mundo, le llamó la atención el grado de corrupción de
la administración pública y el poco apego al trabajo de las clases bajas.
Darwin en
la Patagonia
Del diario de viaje: 23 de diciembre. “Llegamos
a Puerto Deseado, en la costa de la Patagonia, en la latitud 47 ° Sur. El
Beagle echó anclas a unos metros de la costa de la bahía, cerca de las ruinas
de una antigua construcción española. Salté a tierra firme de inmediato.
Aterrizar por primera vez en un país desconocido es siempre muy interesante y
lo es aún más cuando el paisaje tiene sus propias características particulares
y notables. Uno de ellos es el hecho de que existen inmensas mesetas sobre
superficies de pórfido a 200 o 300 pies sobre el nivel del mar. Estas mesetas
son completamente planas y su superficie está formada por una mezcla de
guijarros y tierra blanca. De vez en cuando, hay manchas de maleza de color
marrón grisáceo y rosado y algunos, pero pocos, arbustos espinosos.
El clima
es seco y agradable y el cielo azul rara vez está cubierto de nubes. Todos los
intentos de colonizar esta costa de América en la latitud 41 ° sur han
fracasado. El simple nombre de “Puerto del Hambre” es lo suficientemente claro
como para mostrar las duras condiciones que deben haber sufrido algunos cientos
de pobres infelices. Es significativo que ni siquiera uno de esos hombres
sobrevivió para contar su experiencia. La fauna y flora patagónica es limitada.
Los escarabajos son una vista común en las mesetas del desierto y, a veces,
aparece un lagarto tímidamente. También hay buitres que vuelan por el cielo
azul y en los valles se pueden encontrar varias especies insectívoras.
El
guanaco o llama silvestre es típico de esta región. Se le puede llamar camello
de América del Sur y se encuentra comúnmente en las tierras cálidas del
continente, así como en las frías islas cercanas al Cabo de Hornos. Este es un
paisaje solitario y aislado. No hay árboles. Todo lo que puedes encontrar, si
tienes suerte, es un guanaco que parece estar en guardia, vigilando en lo alto
de un cerro. Aunque casi no se ve ningún otro animal ni siquiera un pájaro,
atravesar este desierto donde no se encuentran objetos para mirar te da un gran
placer y te hace preguntarte: ¿qué edad tiene esta meseta? ¿Alguna vez se ha
visto de esta manera? ¿Cuánto durará esta desolación?
¿Quién
puede responder estas preguntas? Todo lo que nos rodea parece eterno. Sin
embargo, las misteriosas voces que se escuchan en estas inmensidades suscitan
terribles dudas”.
Campamento
Darwin – Eco Lodge
El contraste de estas tierras y sus paisajes nos cautiva como
cautivaron a Charles Darwin allá por 1833, eligiendo este sitio para acampar y
plasmar su riqueza en dibujos y su posterior teoría de la evolución. La ría
imponente, sus cañadones cargados de historia y de personajes inolvidables, la
inmensidad de la estepa, la espectacularidad de la Patagonia más alejada y la
enorme riqueza de flora y fauna marina y de estepa - forma parte de la Reserva
Natural Intangible de la Ría Deseado.
El paso de Darwin por la región quedó eternizado en minuciosos apuntes
y en hermosas ilustraciones de un libro que originalmente se llamó Diario y
Observaciones. Las memorias incluyen datos de biología, geología,
antropología y geografía y alimentaron el conocimiento de Darwin, quien dos
décadas más tarde postuló su Teoría de la evolución de las especies. El sitio
denominado "Campamento de Darwin" está ubicado 110 kilómetros al sur
de la ciudad de Puerto Deseado, y unos 42 kilómetros ría adentro.
Con un
profundo respeto por el medio ambiente, apoyándose en tecnologías ecológicas,
los propietarios de Campamento Darwin Eco Lodge reconstruyeron el antiguo casco
de la Estancia Cerro del Paso, ubicada sobre la margen sur de la Ría Deseado, a
40 kilómetros de su desembocadura. Esta Estancia fue un punto estratégico en el
transporte de lana y demás mercadería, uniendo a través de la ría, la Patagonia
más lejana con las Pampas. Transformada hoy en Campamento Darwin- Eco Lodge,
lograron fusionar el estilo auténticamente patagónico de su estructura con un
exquisito y personalizado servicio: 4 habitaciones con baño privado, pensión
completa y actividades con historia, aventura y naturaleza.
La Ría
Deseado es la más extensa de Sudamérica, con una longitud de cerca de 50
kilómetros. A diario, cada seis horas y quince minutos, experimenta pleamares y
bajamares que remodelan su cauce. Su sector navegable llega a tener, en su
parte más ancha, unos dos kilómetros. Sin embargo, a la altura del
"Campamento de Darwin", el hilo de agua no supera los 30 metros y,
con marea baja, tiene menos de 30 centímetros de profundidad.
Guanacos,
choiques (ñandúes patagónicos), maras y liebres pueden observarse en los
paseos, donde incluso se llega a descubrir la presencia de zorros colorados y
grises y hasta de algún puma. Se contabilizaron 36 especies en la región, pero
con la particularidad de que toda la fauna costera de la Patagonia está
concentrada en esta ría, por lo que las expediciones náuticas son ideales para
ver de cerca pingüinos de Magallanes, pingüinos de penacho amarillo, lobos
marinos y más de 20 clases de aves.
Los guías
llevan a los viajeros a través de la estepa hasta Puerto Jenkins para navegar
rumbo al Parque Marino Interjurisdiccional Isla Pingüino, acompañados por
delfines australes y toninas overas. Pero hay muchas más aventuras disponibles:
paseos en canoa, cabalgatas, recorridos en bicicleta, escaladas y caminatas por
la costa serpenteante del río son opciones para vivir con adrenalina de
explorador. El mirador natural desde el cual Darwin dio rienda suelta a su afán
de saber sigue, hoy, siendo escenario de privilegio para quienes disfrutan de
llenar de desafíos sus miradas.
En dos pequeñas cuevas de los gigantescos cañadones que rodean a la ría se hallaron pinturas rupestres con representaciones de manos pintadas en negativo, pisadas de puma, espejos de agua y huellas de ñandúes. Según investigaciones de la Universidad de La Plata, estos registros datan de 4.000 a 7.000 años de antigüedad.